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Ahorrar es la base de la riqueza. Esta es una frase harto conocida que, sin embargo, en la realidad queda incompleta. Hay que complementarla con: “y las inversiones la consolidan”. Invertir en inmuebles asertivamente apalanca el ahorro y de allí la importancia de aprender a hacerlo sin importar el área en la que nos desenvolvamos. Dada sus potencialidades y la gama de oportunidades, es imperativo conocer los tipos de inversiones inmobiliarias.
El amplio ciclo en el que se desarrollan los proyectos inmobiliarios abre diversos aspectos del mercado financiero en los cuales podemos participar, dependiendo de los montos que tengamos dispuestos para ello.
Desde el mismo momento en el que se proyectan los distintos planes urbanísticos se requiere capitales que traigan al mundo tangible lo que primero son planos y sueños.
El primer nicho para invertir en inmuebles que encontramos en el mercado inmobiliario es el de financiamiento a nuevos proyectos. En muchas ocasiones, promotores inmobiliarios y constructores levantan capitales para llevar a cabo sus desarrollos, vendiendo participaciones en los mismos.
La ventaja de involucrarse en estos negocios es que los dividendos puede que sean negociados en términos de unidades de viviendas que se pueden obtener a costos favorables, tomando en cuenta valores de mercado.
La construcción de inmuebles requiere de ingentes recursos, por lo que estas inversiones no están dirigidas a nuevos inversionistas sino más bien a los que ya poseen importantes capitales.
Mientras la obra está en construcción hay que ocuparse de la promoción y el mercadeo del o de los inmuebles que se negociarán una vez terminados. En esta etapa entramos en las inversiones referidas a la adquisición de unidades inmobiliarias.
Estas adquisiciones requieren al menos de un capital que puede estar entre un 25 % y 30 % del valor del inmueble, en el caso de que pensemos asumir una hipoteca para financiar el resto.
Recordemos que estamos hablando de inversiones inmobiliarias, por lo que no incluyamos el escenario de una compra de vivienda para habitarla, sino para eventualmente arrendarla y producir rentas.
Siendo así, lo ideal es que el monto del arriendo cubra las cuotas de la hipoteca –si es el caso– e incluso el mantenimiento, para que al final de plazo de amortización se pueda recuperar el capital inicial invertido.
Hay también interesantes opciones en el mercado de compra y venta de inmuebles de segunda manos que en algunas circunstancias pueden ser muy favorables a la hora de invertir en inmuebles.
Cuando los titulares de una hipoteca incumplen indefinidamente con los pagos acordados pueden ser embargados; sin embargo, más que el inmueble embargado, a las organizaciones crediticias le interesa recuperar lo invertido.
Para ello organizan remates en donde los ofrecen al mejor postor con determinadas condiciones. Las pujas en estos remates pueden ser atractivas, pero el asunto es que normalmente hay que disponer del dinero completo y de inmediato para transar.
En este mismo segmento del mercado secundario está experimentando un auge inusitado un negocio que antes no resultaba tan popular. Se trata de la venta de la nuda propiedad.
Este ámbito está orientado a personas de la tercera edad, jubiladas, que están procurando rentas al ceder la escritura de su vivienda pero con la potestad de seguir disfrutando de esta por reservarse el derecho a usufructo. Una forma de obtener liquidez a partir de lo que para muchos representa los ahorros de una vida.
Las deficiencias de las pensiones públicas han potenciado ese nicho de negocios de inversión inmobiliaria de manera importante, ya que al negociar la nuda propiedad y recibir una renta que puede ser mensual, trimestral o en cualquier periodo que se establezca, pueden estos pensionados aliviar sus dificultades económicas.
Así mismo, para los inversionistas es una oportunidad de hacerse de un inmueble haciendo aportes distribuidos en el tiempo, sin la carga de tipo de interés que supone una hipoteca y a una fracción de valor de mercado.
El valor de la nuda propiedad se deduce de sustraer al precio de mercado el monto del usufructo, que a su vez está en función inversamente proporcional a la edad del propietario original. Mientras más joven, mayor valor tendrá el usufructo (menor valor tendrá la nuda propiedad) y viceversa.
Como podéis ver, hay un amplio abanico de posibilidades para invertir en inmuebles que es importante tener en cuenta para planificar una cartera de inversión.
No quiere decir que no se hagan inversiones en otras áreas, porque es importante diversificar; pero sin duda, la certidumbre que ofrecen los bienes raíces son un refugio ideal para preservar valor.
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