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Bien sabemos que la inversión en inmuebles es una de las más habituales en España y que en ello tiene mucho que ver su notable rentabilidad. Sin embargo, resulta mucho menos frecuente invertir en terrenos. Quizá tenga que ver con el desconocimiento de las enormes oportunidades que ofrece. Lo cierto es que la seguridad de esa inversión y lo provechoso que resulta la convierte en una de las más apetecibles para cualquier emprendedor.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que existen diferentes tipos de terrenos y que cada uno de ellos posee unas características, demanda unas condiciones de inversión diferente y, como es normal, ofrece unas oportunidades de negocio diversas. Conozcamos un poco más sobre cada una de ellas.
El terreno urbanizable es aquel que la legislación permite que sea urbanizado. Es decir, está preparado para que se realice una transformación urbana. Se trata, pues, de un tipo de terreno cuya inversión puede dar grandes beneficios. En cualquier caso, y en función del planteamiento municipal y de las características que posea, podemos distinguir varios tipos de terreno urbanizable.
En el terreno urbanizable es la legislación municipal la que dispone la posibilidad de construir y con ello generar los anhelados beneficios para los inversores.
Se trata de aquel que comprende un tipo de suelo que resulta apto para la agricultura. Es decir, la oportunidad de negocio está directamente vinculada con la fertilidad y productividad de dicho suelo, que ha de ser cultivable.
Actualmente, en un momento en que la inflación continúa desbocada, se está convirtiendo en una inversión alternativa por la que cada vez apuestan más personas. ¿Por qué ocurre? Fundamentalmente porque se trata de un tipo de inversión muy estable, a la que afecta de menor manera la viabilidad económica. Además, el hecho de que las tierras de cultivo sean limitadas y la población mundial crezca exponencialmente hace que estas sean cada vez más beneficiosas.
Se trata de suelos que la ordenación territorial califica como no urbanizable por sus características. Sus peculiaridades vienen definidas por las normativas de la comunidad o del ayuntamiento a los que pertenece el terreno.
La Ley del Suelo establece diferentes tipos de terrenos rústicos. Veamos cuáles son:
Lo apuntábamos anteriormente. La mayor ventaja de invertir en terrenos, sean del tipo que sea, es su seguridad. Se trata de inversiones que cuentan con muchos menos riesgos que otras, ya que las crisis no impactan tanto en su rentabilidad.
Además, otra de las principales ventajas es que la inversión inicial es considerablemente más reducida que en otros productos inmobiliarios. También los gastos habituales. Por un lado, los impuestos son más bajos; por otro, los imprevistos suelen suponer un desembolso menor por parte del inversor. La propiedad sufre, además, menos daños o no exigen un arreglo inmediato, que en una propiedad inmueble.
Ahora bien, si quieres invertir en terrenos es muy recomendable hacer un plan de negocio previo. Hay que tener en cuenta infinidad de variables. Los precios, las leyes, las posibles modificaciones de los proyectos, son diferentes en función de la comunidad e, incluso, de la localidad. Sin una estrategia muy bien estructurada y con toda la información necesaria, los contratiempos pueden ser muchos y la inversión puede no ser óptima.
Dicho lo cual, respondemos a la pregunta con la que iniciamos este apartado: Sí, invertir en terrenos es rentable. Ahora bien, conviene tener en cuenta una máxima de las inversiones. Cuanto menor sea el riesgo, como es el caso que nos ocupa, menor rentabilidad.
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