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La actual crisis de los sistemas de pensiones públicos basados en los caducos esquemas de reparto ha provocado el resurgimiento de una figura que data de los tiempos remotos. La venta de la nuda propiedad ha venido a rescatar a cientos de jubilados que, mediante esta opción, han resuelto problemas económicos críticos y recurrentes.
Generalmente los plenos propietarios que se apoyan en esta negociación son personas de la tercera edad con un hueco importante en su presupuesto de ingresos, basado exclusivamente en el monto que otorga su pensión. Así obtienen una renta que la complementa y adicionalmente conservan su lugar de residencia.
Sin embargo, la realidad es que no existe ninguna restricción para este tipo de contratos en los que se cede la titularidad del inmueble a cambio de un monto o renta. Si alguna persona posee más de un inmueble, perfectamente puede negociar la nuda propiedad de una segunda vivienda.
Aún contando con varios bienes inmuebles, la falta de liquidez puede ser la razón para proceder en este sentido. Claro que la primera opción que venga a la mente del propietario puede ser el alquiler; no obstante, puede que en algunos casos no sea viable.
Por ejemplo, en el caso de que esa segunda vivienda esté siendo ocupada por un familiar de avanzada edad, los aprietos económicos quizá no sean motivos moralmente apropiados para pedirle el desalojo y proceder a vender o alquilar.
En un caso tal puede evaluarse la posibilidad de negociar la nuda propiedad, y de esta manera obtener liquidez garantizando además que los residentes actuales conserven el usufructo y, como consecuencia, su sitio de residencia.
Otra opción que puede resultar para este tipo de circunstancia es lograr una hipoteca a costa del inmueble. Esto no implica la renuncia a la propiedad ni el desalojo de los actuales habitantes del mismo; sin embargo, habrá que correr con todos los gastos e intereses que suponen este tipo de préstamos.
Es por ello que no hay que descartar la venta de la nuda propiedad para salir de algún apuro de dinero, ya que no implica gastos e intereses, e incluso podría incluirse alguna cláusula en donde se estipule la recompra del bien al extinguirse el plazo del usufructo.
Si bien esto no es muy usual, de mutuo acuerdo puede establecerse un valor de recompra que sea suficientemente atractivo para el nudo propietario y, si el momento económico, es propicio entonces contar con esta prerrogativa.
De cualquier forma, tener inversiones en el sector inmobiliario concede muchas opciones para resolver estrecheces de efectivo con las condiciones más favorables y la venta de la nuda propiedad de una segunda propiedad puede ser lo que se adecúe a esta situación.
El hecho de poder preservar la condición de usufructo hace la venta de nuda propiedad una solución ventajosa, no solo para quien la cede y conserva su lugar de residencia, sino para inversionistas que están en la búsqueda de oportunidades que no signifiquen necesariamente el desembolso de grandes capitales en un solo pago.
La entrega de una renta periódica es una manera de que una persona que no cuente con montos elevados de capitales pueda acceder a la titularidad de una propiedad, que eventualmente posea a pleno derecho. Mientras dure el plazo de usufructo, estará colaborando además a complementar los ingresos de alguien que quizá esté en serios apuros.
Cualquiera de las propiedades inmobiliarias que se posea está a la disposición para que sea cedida su nuda propiedad. Por supuesto que siempre será recomendable sopesar todas las demás opciones que se tengan a mano antes de tomar una decisión definitiva.
Lo que siempre estará a favor de la venta de solo las escrituras de un inmueble será la ventaja de seguir haciendo uso del mismo a modo de residencia o de incluso rentarlo si desea. Sin duda, esto puede inclinar la balanza para decidir asertivamente.
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