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En ocasiones las relaciones entre inquilino y propietario son algo tensas y complicadas. Generalmente estas situaciones son producto de contratos de arrendamientos mediocres que dejan sin contemplar aspectos importantes. Por ejemplo, es un grave error no dejar explícitamente claro quien paga las reparaciones en un alquiler.
Cuando decidimos rentar nuestra propiedad lo que debemos hacer para evitar inconvenientes futuros es asesorarnos con un profesional que nos acompañe en este proceso de entregar a un extraño nuestra propiedad y aun así tengamos algunas garantías de su preservación.
Un contrato de alquiler debe ser tan claro que no deje duda de quién es responsable de cada aspecto de lo que se puede presentar. Esto es perfectamente contemplable por alguien que tenga la experiencia en estos menesteres y que no deje al azar ninguna situación.
Las reparaciones de una vivienda alquilada las debe asumir la persona que el contrato estipule. Cuando esto no está suficientemente clarificado es cuando comienzan los problemas.
Normalmente los inquilinos corren con los gastos menores producto del natural desgaste que provoca el uso del inmueble. Las reparaciones eléctricas producto de cortos circuitos que dejen sin servicio cierta área del inmueble deben ser cubiertas por los inquilinos. Entendiendo que pudo haber sido producido por algún artefacto cuya conexión no se encontraba en condiciones.
Así mismo, tenemos el caso de las piezas de baño y sus sistemas de fontanería. Naturalmente se someten a un desgaste por uso que eventualmente puede originar un accidente debido al mal funcionamiento de alguna válvula, la rotura de un caño o tubería.
Dentro de estas reparaciones menores podríamos nombrar también los daños producidos a los revestimientos (madera, fórmica, azulejos, etc.), a la pintura o gabinetes de cocina empotrados que se deterioren. Estos arreglos pueden ser exigibles por el propietario y debe hacerse cargo el inquilino.
Aunque esto pareciera lógico, como ya mencionamos podrá ser motivo de controversia en los casos en que los respectivos contratos de arrendamientos no sean bien específicos. En este sentido, dejando a la libre interpretación de las partes estos asuntos.
Si bien un contrato cuya redacción atienda apropiadamente estos detalles, puede reducir las futuras polémicas y fijar inequívocamente las responsabilidades en cada situación. Aún así no existe una garantía de fiel cumplimiento.
Los inquilinos nunca tendrán un verdadero interés de invertir su dinero en reparaciones en una vivienda de alquiler. Por lo que si lo hacen es por la obligación que imponga el acuerdo de inquilinato firmado en su momento. De allí lo importante de establecer quien paga las reparaciones en un alquiler.
Por su parte, en la mayoría de los casos el propietario asume los gastos extraordinarios que surjan en lo que refiere a gastos comunes –si acaso los hay– que trasciendan los linderos de la propia vivienda.
Por ejemplo, si son requeridas cuotas especiales para la reparación de un elevador, se estila que sea el dueño quien lo asuma.
Evitar el deterioro de una vivienda de alquiler siempre será el objetivo de cualquier titular de un inmueble bajo esta condición.
Preservar lo más posible su valor en el tiempo es algo que puede lograrse aunque esté en régimen de alquiler. Siempre y cuando se indiquen con toda claridad los deberes y derechos tanto del arrendador como del arrendatario.
Este propósito no será difícil de lograr si se realiza un recorrido exhaustivo de los posibles gastos que por concepto de reparaciones puedan aparecer y si se establece quién debe actuar en cada caso.
Igualmente, los montos que por concepto de depósito o garantía se reciban del inquilino también servirán para subsanar gastos que este se niegue a reconocer, aun correspondiéndole.
Contar con una agencia inmobiliaria al momento de querer alquilar una vivienda es una ayuda importante con la que podemos contar. Si bien esto significará una comisión por la gestión, nos procura una experiencia acumulada en el tema alquiler. Esto servirá tanto para la redacción del contrato como para lidiar con situaciones incómodas que puedan presentarse.
Adicionalmente, estas organizaciones también tienen la capacidad de evaluar al detalle el perfil de las personas que desean alquilar. Disminuyendo así el riesgo (siempre latente) que implica entregar la llave de tu propiedad a un tercero.
Si estás interesado en la compra o venta de nuda propiedad en Rentalias contamos con años de experiencia en el sector inmobliario y en la nuda propiedad. De la mano, un equipo de profesionales expertos en el sector, y no solo eso, sino que se encargama de garantizar el bienestar de las personas mayores y de favorecer su calidad de vida. Ponte en contacto con nosotros y resuelve tus dudas.
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