By raquel
agosto 11, 2019

Qué es la economía colaborativa

Economía colaborativa puede ser un término que no explique a cabalidad el nuevo paradigma que nuevos emprendedores, amparados en la capacidad globalizadora de la red de redes, han desarrollado mediante la creación de alternativas disruptivas para ciertos nichos de negocios, incluyendo entre otros al ámbito inmobiliario.

Esta denominación refiere al uso de las nuevas tecnologías para poner a disposición de cualquiera la posibilidad de dar y recibir productos y servicios de manera particular y directa; es decir, sin que medie necesariamente una empresa.

La economía colaborativa la ejercen personas particulares que, usando una aplicación en la nube, pueden interactuar directamente y en tiempo real con sus clientes, quienes en consecuencia ahorran dinero y tiempo.

Forjando reputación

Normalmente usan el recurso de establecer un ranking o método de evaluación que sirve para forjar una reputación y gozar de la aceptación de la comunidad que atiende. Esto está basado en el testimonio sobre la experiencia que han tenido clientes anteriores.

Un claro ejemplo ocurre con el negocio de alquiler de vehículos. Las grandes firmas ofrecen su flota de vehículos, y el que lo requiere trata con una plantilla de empleados que le atiende y suministran el vehículo. Hay un cliente, uno o varios empleados y una compañía; los costos suben.

La economía colaborativa ha promovido la aparición de propietarios particulares de vehículos que desean monetizar el tiempo ocioso de su propio vehículo, y a través de plataformas en las redes se conforman en comunidades que se auto gestionan y hacen arreglos, que resultan más prácticos y económicos.

Los visionarios de esta modalidad o esquema económico han intervenido sectores de mercado en los que ubican costos que pueden simplemente obviarse. Uno de los casos más emblemático tiene que ver con el servicio de transporte que ofrece la plataforma Uber.

El tema Uber

Esta manera de resolver el transporte se ha convertido en favorita de grandes cantidades de personas alrededor de mundo entero. Ofrece inmediatez y seguridad a un menor precio que los transportes equivalentes.

Las líneas de taxis tradicionales han levantado tal revuelo que muchos de los gobiernos de los países en donde mayor penetración ha experimentado el servicio, han tenido que ocuparse del tema. Esto a simple vista luce ridículo, considerando que son dos personas, dos particulares, que se ponen de acuerdo para un traslado.

La protesta no se hizo esperar al ver cómo esta nueva oferta poco a poco invade el mercado. El argumento esgrimido puede ser válido, ya que los choferes de taxis son sujeto de registro, fiscalizaciones y gravámenes por parte del Estado, cosa que no aplicaba inicialmente a los usuarios Uber.

Quizá el problema radica en la excesiva intervención que se practica sobre algunas actividades que pudiesen estar de más. Por supuesto, el tema impositivo es álgido y hay que encontrarle un cauce que no perjudique a ninguna de las partes.

Jaque a viejos esquemas

Lo que definitivamente queda de bulto es que la magnitud que abarcan estos emprendimientos surgidos bajo el paragua de la economía colaborativa, es tan grande que son capaces de poner en jaque y hacer tambalear a los viejos esquemas.

Estos nuevos emprendimientos se enfrentan a grupos de intereses muy bien arraigados en las sociedades y que están dispuestos a dar la pelea para al menos retrasar lo más posible estos cambios que parecieran indetenibles.

Y es que los mercados son como el agua: siempre encuentran rendijas por donde colar innovaciones y, entonces, colocar bienes y servicios que nadie está ofreciendo, a pesar de trabas y alcabalas.

En cierta forma, la economía colaborativa se asemeja a la globalización, ya que lo que subyace es abaratar costos y acercar las soluciones a los consumidores, saltando barreras que inflen los costos y echando mano de las grandes facilidades que ofrece hoy en día la tecnología en el área de las telecomunicaciones.

Blockchain: punta de lanza

La tecnología blockchain será otro elemento que seguramente impulsará aún más (en el futuro inmediato) muchas innovaciones enmarcadas en la economía colaborativa. Cada vez será más fácil, seguro y conveniente implementar aplicaciones para móviles que nos faciliten la vida.

Por ejemplo, el mundo de las criptomonedas es una papa caliente para los emisores de monedas fiduciarias, ya que la cadena de bloques demuestra fehacientemente que ya no son imprescindibles para gestionar símbolos monetarios.

En resumen, estamos seguros de que la economía colaborativa llegó para quedarse, y solo resta ver cómo será el reacomodo de todos los actores involucrados en cada espacio de la actividad humana.

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