Principales riesgos del mercado inmobiliario

Cuando hablamos de inversión la mayoría de las personas piensa en un negocio o en inmuebles que originen rentas permanentes, y es que las inversiones en bienes inmuebles siempre han sido las favoritas de los inversores. Esto no quiere decir que estén exentas completamente de azares indeseables. Veamos cuáles son los principales riesgos del mercado inmobiliario.

Fraudes en obras sin realizar

En primer lugar, podemos nombrar los problemas derivados de los fraudes cometidos por promotoras que venden sus proyectos en planos; es decir, antes de su construcción.

Este es un tema delicado y frecuente, porque si bien es muy atractivo adquirir un inmueble en esta etapa por su costo mucho menor, realizar una obra civil es una labor compleja en la que muchas cosas pueden fallar.

Problemas de financiamiento, conflicto con los sindicatos y falta de supervisión adecuada son factores que pueden provocar retrasos, demoras e incluso paralizaciones prolongadas que produzcan un descalabro en la construcción, defraudando a sus inversionistas.

Aun promotores que tengan muy buenas intenciones pueden caer en este problema. Es por ello que, si acaso estamos evaluando embarcarnos en un proyecto del cual solo tenemos en la mano los planos, será sumamente recomendable revisar los antecedentes de la promotora, la constructora e incluso quién es el ingeniero responsable y cuáles son sus credenciales profesionales.

No está de más conocer también de forma detallada cuál es el plan de financiamiento y de dónde provendrán los fondos. Familiarizarse con los plazos que están previstos y los respectivos avances pautados será importante para detectar rápidamente demoras o incumplimientos significativos.

Consultar los registros exhaustivamente evita problemas posteriores

Otro momento crucial que puede conllevar riesgos se presenta al concretar el protocolo de la venta. Primero que nada, hay que estar muy seguro de que la persona que dice ser el propietario posea la plena propiedad del inmueble y tenga la facultad de enajenarlo sin restricción alguna.

Para esto existen los registros en donde se puede verificar que todos los datos sean correctos, que se trata además del inmueble que nos interesa y que no haya limitaciones para realizar la operación. Hay que prestar especial atención a que el bien no esté sujeto a embargo o algún litigio de cualquier naturaleza.

Otro asunto que atender –y que puede sonar obvio– es el de la condición del inmueble. Una o varias visitas al mismo puede convencernos de adquirirlo, pero sus estructuras pueden tener fallas que no sean perceptibles a simple vista.

Esto se resuelve por medio de un avalúo que sea realizado por personal debidamente calificado, que tome en cuenta desde las características del terreno, su ubicación y su condición estructural, hasta el precio razonable de mercado.

El avalúo debe evitar dolores de cabeza posteriores a los inversionistas, así como también producir una referencia justa en cuanto al precio a pagar por el bien inmueble que estamos considerando adquirir.

Los accidentes pasan

De allí en adelante podemos mencionar un riesgo más que es claramente manejable. Siempre cabe la posibilidad de que un desastre natural, un accidente o una situación imprevista destruya la vivienda o el local en el cual invertimos nuestro capital.

Precisamente para subsanar este tipo de incidentes que pueden ocurrir en cualquier momento es que existen los seguros. Por esta razón es que, desde el primer momento de considerar la inversión, hay que agregarle al posible capital a desembolsar el costo de una póliza que cubra todas estas circunstancias que nos garantice que al menos recuperaremos el valor presente del inmueble.

Siempre pensamos que los accidentes les ocurren a los demás, y en ocasiones no prestamos atención a estas previsiones elementales que, de paso, son generalmente de bajo impacto económico. Cuando surge la tragedia entonces empiezan los lamentos.

¿Cuántas veces hemos escuchado de un incendio o una inundación que acabó con alguna vivienda o algún sector comercial? No se justifica correr riesgos innecesarios por descuido o por ahorrarse un dinero de poca monta, sin el cual dejamos nuestra inversión al azar.

En general, las inversiones inmobiliarias son seguras; sin embargo, no podemos ignorar que al tramitarlas debemos guardar las normas mínimas que dicta el sentido común para proteger efectivamente nuestro patrimonio y evitar sobresaltos.

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