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Todo el mundo –literalmente hablando– ha sufrido los embates de la súbita presencia del virus bautizado como Covid-19. Todos los sectores económicos resienten de la situación y las empresas inmobiliarias no son la excepción.
A lo largo y ancho del globo terráqueo se sienten muy crudamente sus consecuencias en lo sanitario, y en cuanto a lo económico –no menos crudo– muchas industrias se reinventan en un intento de ganar el terreno perdido en el año 2020 que, en este sentido, quedará para olvido.
Cuando revisamos este adverso efecto en el tema de bienes raíces vemos que, según los estudios adelantados hasta ahora, la pandemia y sus consecuencias han provocado la inactividad de un grupo de empresas inmobiliarias, que se estima llega a ser un porcentaje cercano al 12 % de la industria.
Esta contracción en la actividad se debe a la postergación de compras, ventas, alquileres y demás proyectos que ha traído esta terrible contingencia mundial. Muchas de las decisiones que no eran estrictamente necesarias quedaron congeladas por un plazo tan largo como lo es todo un año, blandiendo este coletazo de inercia sobre el sector.
Cualquier empresa de inversiones inmobiliarias está soportada sobre la demanda de los servicios que ofrece, y al detenerse el flujo de proyectos no puede menos que ajustarse y reacomodar sus costos de personal e infraestructura para resistir la situación.
No obstante, vemos que en muchos otros sectores el impacto resultó más severo, por lo que este 11,4 % se antoja un daño moderado al hacer comparaciones y sobre todo considerando las magnitudes de la emergencia sanitaria, así como también lo que implica una cuarentena tan prolongada.
Tal como lo expone en su más reciente trabajo el Instituto Nacional de Estadísticas, cumplido el tercer trimestre del 2020 las empresas inmobiliarias arrojaban una tasa de supervivencia del 88,6 %, siendo de 82,6 % el porcentaje de aquellas que generan por lo menos un puesto de trabajo.
Vemos que los autónomos llevaron la peor parte, ya que 26 % de ellos tuvieron que buscar otras actividades para sobrevivir el temporal. En cifras absolutas, más de 5000 se vieron afectados, mientras que unas 4000 empresas corrieron igual suerte.
Como ya mencionamos, no son números menores, aunque al compararse por ejemplo con la industria de la construcción –muy relacionada al sector inmobiliario–, el golpe asestado por esta indeseable situación contrajo la actividad en 78 %. Puede que no alcance como consuelo; no obstante, muestra cierta fortaleza en el gremio.
Las actividades de una empresa inmobiliaria quizá sean favorablemente más amplias que otros sectores económicos, abarcando distintas aristas y diversificando sus posibilidades. Quizá esto haya contribuido a que el repliegue no haya sido mucho mayor.
En todo caso, una merma en el sector construcción tarde o temprano impactará inevitablemente a la industria inmobiliaria, por lo que esto significa una importante amenaza a futuro.
Si hacemos un repaso al mencionado informe estadístico, observamos que entre las comunidades con mayor pérdida de empresas empleadoras en el ramo inmobiliario encontramos a Aragón (16,8 %), Navarra (14,7 %) y Cantabria (14,3 %).
Estas regiones están discretamente por encima del total registrado en el estudio y son las que han llevado la peor parte en la tarea de sobrevivir en este competido campo.
No sería de extrañar que estos números estén de alguna forma alimentados por una paralización más acentuada de la construcción en estas zonas geográficas.
Si consideramos ciudades puntuales, entonces tenemos que unas 2300 empresas inmobiliarias en Madrid dejaron de emplear, reflejando un retroceso de 21,4 % cuando se comparan las cifras del término del tercer trimestre de 2020 con las registradas en sus días de inicio.
Similares guarismos muestra Barcelona en este negativo ranking, aunque en este caso el porcentaje de contracción de empresas dispuestas a ofrecer plazas de trabajo se ubicó en 18,6 %, en el mismo lapso analizado por el INE en este interesante estudio estadístico.
El Registro de Trabajadores Autónomos (RETA) sirvió de base para calcular que la baja en el grupo de trabajadores por cuenta propia llegó en los primeros tres trimestres del años 2020 a 5387 personas, que lamentablemente quedaron en un limbo que seguramente les obligó a emprender nuevos caminos para subsistir.
Para mayores detalles es muy recomendable consultar este trabajo que intenta medir los efectos de la pandemia, no solo en lo que refiere a las empresas inmobiliarias, sino en toda la economía de la nación.
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