¿Es posible jubilarse a los 50 y vivir de las rentas?

El título de este artículo quizá parezca cargado de cinismo o sarcasmo cuando vemos las situaciones que vivimos actualmente con los sistemas de seguridad social. Sin embargo, es algo que muchas personas han logrado y que podemos alcanzar en la medida en que nos tracemos una hoja de ruta que haga posible jubilarse a los 50 y vivir de las rentas.

Puede ser una lamentable noticia para los que ya no tenemos 20, pero la manera en que se puede lograr esta meta que luce utópica e inalcanzable es tener un horizonte claro desde el mismo momento en que nos incorporamos al campo de trabajo o a nuestra etapa productiva ejerciendo cualquier oficio.

La dificultad para llegar a jubilarse a los 50 y vivir de las rentas siempre será mayor mientras esperemos estar más cerca de ese momento de nuestra vida para iniciar un plan de retiro que sea realizable. Esto no quiere decir que sea imposible; sin embargo, debemos tener en mente que un plan de esta naturaleza puede tomar un par de décadas para que madure y brinde frutos.

Cualquier actividad a la que nos dediquemos puede suministrarnos la semilla del capital que iremos multiplicando, en la medida que nuestra cultura financiera y económica vaya creciendo para ayudarnos a enfocarnos en la adquisición de activos productivos.

Activos productivos

En los términos contables se reconocen a los activos como lo que conforma un patrimonio.

Sin embargo, para efectos de multiplicar un capital —y sobre todo para renombrados asesores financieros como Robert Kiyosaki—, un bien solo debe considerarse activo siempre y cuando reporte beneficios o dividendos.

Siendo así, comprar un inmueble, un vehículo o algún otro bien, aunque figure en la primera parte de nuestro balance personal, no nos ayudará a crear un capital que nos apalanque en un futuro, a menos que periódicamente nos reporte ganancias.

Si hemos adquirido un inmueble debe ser para rentarlo y no para ocuparlo, y si es un vehículo debería ser para hacer que produzca a través de Uber o plataformas parecidas para que podamos decir que forma parte de un plan de retiro.

Si es para nuestro uso, definitivamente estos no cuentan como activos.

En esto se centra toda la esencia de lo que debe hacer con su dinero una persona que pretenda jubilarse a los 50 y vivir de las rentas: dedicar buena parte de sus ingresos a reunir la mayor cantidad de activos productivos en la menor cantidad de tiempo posible. Suena simple, pero requiere disciplina y determinación.

Precisamente, la determinación y la disciplina serán lo que nos guíe para tener la voluntad de postergar gastos que, si bien pueden resultar gratificantes, atentan contra el propósito de hacer crecer una red de activos que en el mediano o largo plazo nos provea de rentas que permitan disfrutar de libertad financiera.

Todo empieza por el ahorro

Como hemos dicho, si desde el primer momento que comenzamos a percibir ingresos nos encaminamos es este sentido, es posible jubilarse a los 50 e incluso antes. La cultura financiera será básica para que entendamos las acciones que debemos tomar y tengamos el criterio económico necesario para tomar las decisiones asertivas que nos conduzcan a tener éxito en esta meta.

A la par de hacernos un férreo hábito de ahorrar al menos el 20 % de los ingresos que percibimos, también debemos educarnos financieramente. Esto abarca el dominio de ciertos fundamentos que rigen en el sistema de capitales, donde la palabra especular no es necesariamente una mala palabra.

Especular en el mercado bursátil es la razón de ser de la actividad. Tener el tino de vender y/o comprar en el momento oportuno es el arte del que presumen los conocedores de estas lides, que sin duda requiere de mucho conocimiento en diversas áreas, así como de estar muy al día con la actualidad comercial.

Aprender a invertir

Una de las cosas que podemos hacer para iniciar la senda que vaya multiplicando paulatinamente nuestros ahorros, es invertir en la bolsa. A diferencia de otras oportunidades de negocios, la bolsa permite entrar con modestos montos de dinero, lo que es muy favorable para los noveles inversionistas.

Los fondos mutuales son un ejemplo de pequeñas inversiones con las que podemos incursionar en el mundo bursátil sin muchos aspavientos. Estos paquetes de acciones tienen unos riesgos muy controlados, por lo que siempre son una buena opción para arrancar.

Hay que reinvertir los beneficios que se obtengan de estas colocaciones, para así ampliar el portafolio y retroalimentar el capital que estamos multiplicando. No vale de nada retirar los dividendos apresuradamente si nuestra meta es jubilarse a los 50 y vivir de las rentas.

Una vez que tengamos esas participaciones activas, con toda seguridad empezaremos a manejar el argot y eventualmente visualizaremos oportunidades que anteriormente ni soñábamos.

Comenzaremos a convertirnos en unos aprendices de inversionista, ávidos de negocios que aceleren el crecimiento de nuestro capital semilla.

¿Es posible vivir de las rentas y jubilarse anticipadamente?

Como todo en la vida, el empeño y la energía que le otorguemos a nuestro objetivo será vital para contar con la persistencia que nos permita ser consecuentes en nuestras acciones. Siendo así, nunca pensaremos en incurrir en un gasto superfluo antes de alimentar nuestro patrimonio.

Llegará entonces un momento en el que, luego de haber amasado un monto de cierta magnitud, podemos aventurarnos en el mundo de las bienes raíces; es decir, canalizar parte de nuestro capital para adquirir inmuebles. Esto se puede lograr en una segunda etapa, porque las entradas exigidas para estas inversiones siempre son considerables.

Si bien es cierto que actualmente ya existen opciones de copropiedad y podemos participar en iniciativas de crowd funding y/o crowd lending convirtiéndonos en micro financistas de proyectos inmobiliarios, normalmente vamos a necesitar arriesgar montos de capitales algo más elevados.

Invertir en inmuebles

Virar en cierto momento hacia la industria inmobiliaria es estratégico porque una buena distribución de cartera de inversiones siempre debe tener una buena porción de posiciones inmobiliarias, dada la solidez que proporciona y el bajo riesgo que implica.

Al final, cuando queramos disfrutar de las rentas que nos produzcan nuestras inversiones será muy tranquilizador que la mayoría provengan de esta fuente.

Poco a poco estaremos labrando un conjunto de propiedades que más adelante nos permitirá vivir de las rentas de alquiler. Mientras más temprano en nuestra vida podamos llegar a este punto, más cerca de poder jubilarnos estaremos.

La regla del 5 %

Claro que siempre habrá que calcular cuánto dinero hay que tener ahorrado para jubilarse. En este sentido, cada persona puede tener una respuesta muy distinta porque llegar a la libertad financiera depende del estilo y calidad de vida que cada persona aspira disfrutar en el retiro.

Sin embargo, hay una medida que podemos aplicar en cualquiera de los casos y se trata de la regla del 5 %. Es una manera de tener un monto que nos sirva como el horizonte financiero deseado.

Consiste en que el monto de rentas que deseamos mensualmente no debe exceder el 5 % del capital acumulado. 

Vivir sin gastar el capital

La lógica detrás de esta propuesta es que cubramos todos nuestros gastos habituales de manutención sin medrar nuestros ahorros. Aunque estos números pueden cambiar, se basan en la historia de los rendimientos que en promedio pueden lograr los ahorros o excedentes de dinero que tengamos.

En promedio se considera que el rendimiento a mediano y largo plazo de cualquier capital invertido razonablemente está alrededor de un 7 % anual en el peor escenario.

Por ello, si nuestros gastos se limitan a un 5 % del mismo nunca estaremos consumiéndolo, garantizando que siempre produzcan lo suficiente para disfrutar de rentas vitalicias.

Por ejemplo, si lográsemos ahorros por un millón de euros, deberíamos limitar nuestros gastos –y, en consecuencia, nuestro estilo de vida– a una cantidad que no supere los 50 000 euros anuales si no queremos que gradualmente se nos evaporen.

Esto es algo más que unos 4000 euros mensuales, lo que nos da una idea de la calidad de vida que nos puede brindar tal cantidad.

Haciendo las cuentas al contrario podemos llegar a la cantidad de patrimonio que debemos poseer para cualquier monto de gastos propuesto. Por ejemplo, si quisiéramos disfrutar de rentas mensuales por 10 mil euros, consecuentemente debemos trabajar para disponer de unos 2.4 millones de euros.

Opciones para vivir de las rentas en el 2021

Si ahora estamos procurando el crecimiento de nuestros ahorros, debemos prestar atención a las oportunidades inéditas que han ido perfilándose como rentables a mediano y largo plazo luego de todo lo acontecido alrededor de la pandemia iniciada el 2020.

Actualmente se proyecta como muy prometedor invertir en plataformas de teletrabajo, educación a distancia y cualquier otra aplicación que resuelva el problema que implica no poderse trasladar libremente de un lado a otro para ejercer cualquier actividad.

Es por ello que debemos estar atentos a las startups que han surgido y que están ávidas de financiamiento para escalar sus operaciones, o para implementar nuevas funcionalidades a sus ya establecidas plataformas.

Como puedes ver, jubilarse a los 50 y vivir de las rentas es perfectamente posible si estamos dispuestos a pagar el precio. Un precio que incluye postergar cualquier gasto superfluo e innecesario, y dedicar buena parte de nuestro tiempo para educarnos en el área de las finanzas y la economía.

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