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Los indeseables efectos que hemos tenido con la pandemia que ya se adentra en su segundo año, han dejado en evidencia una vez más que la inversión inmobiliaria es siempre una opción de las más seguras. Si bien la actual situación impone limitaciones, también puede ser el momento de interesarse y saber sobre las inversiones en inmuebles turísticos.
En momentos como los que vivimos actualmente, inmersos en tanta incertidumbre sobre cómo resultarán los reacomodos en los comportamientos y hábitos de la población mundial; los capitales tienden a refugiarse en opciones que ofrezcan la solidez de las bienes raíces.
La inversión en inmuebles turísticos ofrece una arista que puede brindarnos rentabilidades superiores a las que dan otras en el área inmobiliaria. En primer lugar, las estadías con propósitos turísticos en promedio se extienden entre 4 y 7 noches, lo que permite una mayor rotación de la ocupación en un inmueble vacacional.
Por supuesto que cuando la ubicación es la adecuada, tendremos un potencial de demanda que le otorga valor a nuestra propiedad. Específicamente, España es un destino turístico por excelencia, siendo esta industria la fuente de un 10 % del PIB aproximadamente; es decir, poseer una unidad turística en el lugar adecuado siempre tendrá una interesante demanda a lo largo del año.
Por otra parte; es de lo más normal que cuando vamos de vacaciones estamos mucho más dispuestos a gastar en las comodidades y el hospedaje es un tema en el que no nos gusta escatimar. Adicionalmente, la opción hotelera pierde terreno ante la opción del alquiler por la mayor privacidad que otorga.
Invertir en cualquier opción inmobiliaria exige de nosotros que certifiquemos las garantías mínimas y cuando queremos incursionar en el área turismo debemos hacer exactamente lo mismo. Es decir, además de lo estrictamente administrativo también tenemos las consideraciones de mercadeo turístico.
Antes del desembolso para apoyar un proyecto debemos constatar las credenciales de los promotores, verificar si se cuenta con todos los permisos requeridos, cuál es la impronta ecológica, etc. Esto nos dará la tranquilidad de que nos hagamos de una propiedad que no vaya a tener impugnaciones legales posteriores.
Si acaso ya es una edificación física, entonces veremos la conveniencia de su ubicación, la demanda que tiene como destino turístico y las tarifas de alquiler que aplican hospedajes similares en la zona. También será positivo si es un área en pleno desarrollo en la que se dispone de excelentes servicios públicos y, por supuesto, atractivos turísticos importantes.
Los complejos playeros siempre son bien cotizados y son quizá de los favoritos para las inversiones en turismo; no obstante, existen otras locaciones que también pueden ser de interés y que son concurridas no solamente en la época veraniega. Es otro punto a tomar en cuenta.
Aquí es donde entramos en la evaluación de los sitios en los que se perciben mayores beneficios o dividendos cuando hacemos inversiones inmobiliarias relacionadas con el turismo. Considerando las ciudades españolas propicias para el desarrollo de esta actividad; tenemos forzosamente que nombrar en primer término a Barcelona y en general a Cataluña, donde se promedia una rentabilidad que supera el 7 %.
La comunidad valenciana sigue muy de cerca a la ya mencionada con un promedio histórico de rentabilidad que casi llega a la cota de 7 %. Canarias es también motivo de satisfacción para quienes han confiado en sus proyectos de turismo, otorgando réditos sobre el 6 %. Madrid es otra plaza que también concentra capitales con este propósito.
Claro que la decisión de inversión no tiene que circunscribirse solo al territorio español, ya que el área común europea brinda posibilidades igual de atractivas en otras latitudes. Por ejemplo, en Amsterdam, Copenhage, Viena, Londres, París y Roma se da muy bien lo del alquiler para turistas en todo el año.
Invertir en inmuebles turísticos es una opción que cada vez más personas adoptan para canalizar sus capitales. La aparición de las plataformas de Internet al estilo de Airbnb, que facilitan el mercadeo y favorecen la ocupación, potencia la capacidad de maximizar la rentabilidad y aprovechar la unidad al tope.
De esta manera, la recuperación de la cantidad invertida se acorta en el tiempo en comparación con los alquileres tradicionales y con propósitos residenciales; que a la vez también pueden estar sujetos de mayores regulaciones que influyan en su gestión y en la obtención de magnitudes de rentas congruentes con el mercado.
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