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No tiene mucho secreto la definición. Las inversiones a largo plazo son aquellas que se mantienen durante un periodo de tiempo considerable. Se basan en estrategias de compra de valores a largo plazo y se dirigen a empresas con potencial de crecimiento sostenido que pueden desarrollarse y progresar.
A diferencia de las inversiones a corto plazo cuyo objetivo es un rendimiento rápido con mayores riesgos, las inversiones a largo plazo exigen una mayor perseverancia con el beneficio de enfrentar menores riesgos y la posibilidad de obtener un rendimiento mucho más alto. Así de sencillo y de complicado a la vez.
Las inversiones a largo plazo son, como hemos dicho anteriormente, las adquisiciones mantenidas durante un largo periodo de tiempo con el fin de obtener una tasa de rendimiento más alta que en otro tipo de inversiones. Por tanto, las inversiones a largo plazo se adaptan perfectamente a aquellos inversores que quieren ahorrar para un objetivo a largo plazo, como puede ser la jubilación o un fondo universitario, mientras que no se adecúan a objetivos a corto plazo como unas vacaciones.
Los inversores que optan por una modalidad a largo plazo utilizan estrategias basadas en el máximo aprovechamiento del factor tiempo, convirtiéndolo en un aliado para alcanzar la máxima rentabilidad posible. Se trata de un tipo de inversión estable y sin grandes oscilaciones que permite obtener beneficios aprovechando los flujos de efectivo ofrecidos por los activos de la cartera (ya sean dividendos o intereses).
Un elemento importante a tener en cuenta en las inversiones a largo plazo es la diversificación, es decir, no invertir la totalidad del capital en acciones de una sola empresa o en activos financieros que tengan una alta dependencia entre sí. Una cartera diversificada cuenta con una serie de valores que garantizan la minimización de los riesgos de pérdida.
Sin embargo, invertir en diferentes empresas no es una garantía per se, sino que hay que tener en cuenta que las compañías no pertenezcan al mismo sector. Además, la diversificación también se relaciona con la apuesta por productos de distintas zonas geográficas y mercados. Para diversificar se debe tener en cuenta el comportamiento del mercado global y el capital del que se dispone, utilizando estrategias que permitan correr el menor riesgo posible al mismo tiempo que se aumenta la rentabilidad.
Un ejemplo de inversión a largo plazo sería la inversión en acciones de crecimiento como Amazon alguna plataforma puntera de streaming, los fondos de acciones, los fondos de bonos o el mantenimiento de bienes raíces o acciones de pequeña capitalización dentro de una cartera diversificada durante un periodo de tiempo considerable.
Las inversiones a largo plazo protegen a los inversores de la inflación y ayudan a que sus carteras crezcan pese a las fluctuaciones del mercado. Asimismo, permiten recuperar las pérdidas con mayor rapidez y pueden facilitar la acumulación de rendimientos por dividendos. En cualquier caso, es fundamental investigar antes de vender unos valores que están bajo fuertes presiones o que se mueven bajo una tendencia lateral (es decir, cuando el precio del activo oscila en un rango estrecho, sin grandes variaciones durante un periodo determinado). La clave es hacer un análisis riguroso, abstenerse de inversiones bajo motivos emocionales y tomar decisiones lógicas sobre el valor percibido o real de una empresa.
A continuación te indicamos algunas de las inversiones a largo plazo más habituales y que suelen dar un resultado satisfactorio
Hasta hace poco la nuda propiedad era un concepto desconocido en el ámbito de las inversiones a largo plazo. Sin embargo, en la actualidad se ha posicionado como una de las mejores alternativas al plan de pensiones o a otras modalidades de inversión a mediano-largo plazo.
Tradicionalmente, el propietario de un inmueble tiene la capacidad y el derecho de disponer, enajenar y usufructuar dicho bien. En el caso de la nuda propiedad, esta capacidad se divide entre el nudo propietario y el usufructuario. El usufructo se puede acordar por un periodo determinado o de por vida, tiempo después del cual el nudo propietario alcanza la plena propiedad.
El objetivo de vender la nuda propiedad de una vivienda generalmente es obtener dinero extra mientras se continúa disfrutando de un inmueble. Este dinero puede utilizarse para complementar una pensión, apoyar económicamente a hijos, nietos o familiares, mejorar la calidad de vida, viajar, etc. Asimismo, es una opción excelente para quienes buscan evitar problemas de sucesiones y resolver las cuestiones relativas a la herencia en vida, con la ventaja de tener menores costos de sucesiones indivisas a los herederos.
Respecto al comprador y/o inversor, su objetivo suele ser adquirir una propiedad a una fracción de su precio (dependiendo del caso puede llegar a ser un 30% o 40% de su valor), lo que le permite planificar una inversión a medio-largo plazo. Por ello, la nuda propiedad también es una gran oportunidad para el inversor al permitirle adquirir un inmueble sin tener que invertir un gran capital y pudiendo obtener una rentabilidad mejor que la que se podría lograr comprando un inmueble de plena propiedad y pagando el valor total de mercado.
Los fondos indexados o fondos índice se basan en intentar replicar el comportamiento de un índice bursátil concreto (por ejemplo, el índice bursátil de referencia en España es el Ibex 35) con el objetivo de recoger tanto las subidas como caídas de un índice en lugar de intentar batirlo como ocurre en los fondos de inversión de gestión activa. Su mayor beneficio es que tiene comisiones bajas al requerir menos actividad por parte del gestor. No obstante, esto también puede ser un inconveniente, pues depende totalmente del índice que replican.
Los fondos indexados están ligados a la volatilidad del mercado de valores a corto plazo y las frecuentes probabilidades de choques temporales. Además, en la mayoría de los casos, la estrategia de inversión se concentra en grandes empresas de un sector, país o región concreta, perdiendo oportunidades disponibles en otros mercados de mediana y pequeña capitalización. Por ello, algunos expertos consideran que es más recomendable invertir durante plazos no muy extensos para poder blindarse ante las tendencias a la baja de la bolsa. En este sentido, los fondos indexados podrían ser una opción adecuada para un perfil de inversor más arriesgado, aunque también pueden ser muy valiosos a largo plazo si identificamos valores estables.
Invertir en bolsa a largo plazo es otra de las opciones que podemos usar, aunque se requieren unos conocimientos mínimos sobre la materia. Debemos tener en cuenta que la bolsa es altamente volátil y dinámica, pues todos los meses entran y salen nuevas empresas. Si se invierte en bolsa a largo plazo, la rentabilidad dependerá más de la situación política y económica que de la inversión en sí.
Otra posibilidad es la inversión en acciones individuales a largo plazo teniendo en cuenta el ciclo de las acciones y seleccionando empresas capaces de adaptarse a los cambios y a las necesidades del mercado para alcanzar una rentabilidad a largo plazo.
Los planes de pensiones también son un producto de inversión común. Están diseñados específicamente para la jubilación, por lo que es un producto ilíquido. Esto significa que solo se puede rescatar si se cumplen algunas de las contingencias de jubilación, fallecimiento, dependencia o incapacidad, o los supuestos excepcionales de liquidez como enfermedad grave o paro de larga duración.
Esta característica es precisamente uno de sus inconvenientes, lo que ha conducido a muchos inversores a buscar alternativas al plan de pensiones, como puede ser la nuda propiedad.
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