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Han sido muy perniciosos los efectos que ha tenido sobre la economía la inédita crisis sanitaria producto de la aparición a finales de 2019 del Covid-19. No obstante, el sector inmobiliario ha resistido en buena lid estos embates, al punto de que a medida que vamos superándola se restituyen tendencias y se ajustan los gastos en la compra de una vivienda nueva.
Este periodo que ya supera el año y medio ha sido de contracción muy entendible, dadas las restricciones que supone estar en medio de una pandemia con la correspondiente cuarentena. Sin embargo, observando la curva de precios promedios del metro cuadrado vemos que el bajón fue marginal y circunstancial.
Tomemos en cuenta las siguientes consideraciones. En diciembre de 2019 –mes en el que comenzó la pandemia– el predio promedio del metro cuadrado en España fue de 1763 euros. De allí en adelante ese valor decayó, y en mayo de 2020 tocó su nivel más bajo: 1650 euros. Obviamente, este descenso implicó una baja en los gastos en la compra de una vivienda nueva.
Dicho descenso fue cercano al 9 % en esos primeros cinco meses del pasado año, cuando la crisis sanitaria estuvo en apogeo. Ese menguado monto significó un retroceso a los precios de julio de 2018. De allí comenzó una discreta recuperación que nos lleva al precio promedio registrado a finales de abril de 2021.
Justamente un año después del bajón indicado anteriormente tenemos que el precio promedio del metro cuadrado se ubica en 1794 euros, que se traduce en un aumento de 8,72 %. De allí que podemos decir que prácticamente retomó el camino que marcaba su cotización antes de esta contingencia de salud.
Con respecto a enero 2021, tenemos que el valor indicado ha venido incrementándose en promedio un 0,8 % intermensual, por lo que podemos proyectar –si se mantiene la tendencia– que a finales de 2021 la mejoría del precio promedio por metro cuadrado acumularía casi un 5 %.
Si bien este incremento puede significar limitaciones para los compradores, es justo decir que esto solo corresponde a un efecto rebote de las cotizaciones, las cuales habían caído al iniciarse la situación que aún atravesamos. Sin embargo, ahora se vislumbra un horizonte más optimista toda vez que se ha iniciado la aplicación masiva de vacunas.
No tenía ningún fundamento pensar que los precios mantuvieran una tendencia a la baja una vez que se equilibraran los efectos de la pandemia, por lo que quizá no pudiéramos hablar de afectados realmente. En cualquier caso, los que estén interesados en adquirir inmuebles seguirán contando con tipos de interés favorables.
Poco a poco las viviendas de obra nueva retoman su ritmo de construcción, lo que colaborará a que se estabilice la oferta nivelando precios a mediano plazo. Actualmente de seguro se estarán concretando transacciones que habían quedado rezagadas esperando mejores condiciones. Muchas de las negociaciones pudieron quedar congeladas un año entero esperando el levantamiento de la cuarentena.
Si hablamos de mercado secundario, la expectativa es que los precios observados en el último año se mantengan. Algunos pronostican un modesto incremento que no alcance el 3 % por lo que resta de 2021, para entonces estabilizarse. Esto ofrece oportunidades para esa demanda contenida todo este tiempo, y claro está que dependerá de la reactivación general de la economía.
Los gastos en la compra de una vivienda nueva pueden incrementar el monto de adquisición en un 10 % aproximadamente. En algunos casos es posible que haya que reservar hasta un 12 % del valor del inmueble para costearlos.
Para lo que refiere a los servicios de notaría, podemos terminar pagando entre 600 y 875 euros para el respectivo registro. El monto final depende del valor del inmueble a transar y también de la comunidad autónoma en donde se encuentre. Sin embargo, el rango indicado acota la mayoría de los casos.
En el Registro de Propiedad habría que invertir entre 400 y 650 euros y la tarifa por notaría va a depender de la valoración de la vivienda. Luego tenemos los compromisos fiscales que supone la adquisición de la edificación, empezando por el 10 % de IVA (en Canarias es el 6,5 %) y el IAJD (Impuesto de Actos Jurídicos Documentados), siendo el mayor un 1,5 %.
Como vemos, las viviendas de obra nueva retoman su curso en cuanto al valor que tenía antes de la crisis sanitaria y todo indica que seguirán el curso que vienen dibujando desde que en 2008 se tuvo la última burbuja de gran magnitud.
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