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A lo largo de la historia de la humanidad tener un techo propio ha sido una necesidad elemental que toda persona se plantea desde el mismo momento en que se incorpora al mercado de trabajo o en general a su etapa productiva. Algo después –ya en nuestros días– hemos entendido que no hay mejor opción para preservar valor y patrimonio que invertir en inmuebles.
El dinero viene y va, además de estar sometido a las situaciones geopolíticas del mundo moderno. Es por ello que nuestro patrimonio siempre estará mejor protegido si lo invertimos en posiciones dentro de la industria inmobiliaria.
La nuda propiedad es una posibilidad de anticipar la adquisición de un inmueble sin tener que contar con todo el valor del mismo o vernos en la necesidad de hipotecar, con lo que esto implica. Toda crisis genera oportunidades y es lo que ha venido sucediendo con los problemas que confrontan los sistemas de pensión públicos.
La crisis de los sistemas de reparto ha generado un repunte en la oferta de nuda propiedad en el mercado inmobiliario y es el momento propicio de atenderla. Por supuesto que debemos hacer todas las consideraciones del caso para no cometer equivocaciones y minimizar los riesgos de la nuda propiedad.
Generalmente, la oferta proviene de personas de la tercera edad que están buscando complementar sus rentas para transcurrir sus años de jubilación con algo más de holgura económica sin tener que dejar su residencia. Las negociaciones involucran entonces la determinación de un monto de renta, bien sea temporal o vitalicia.
Precisamente en este sentido, hay que estar claros en los valores de mercado del inmueble, realizando un riguroso avalúo que nos muestre su valor real actualizado. Existen empresas –y particulares también– que son especialistas en determinar esta cifra, tomando en cuenta todos los aspectos pertinentes. Esto es el punto de partida, por lo que no debemos escatimar en este trámite.
Un buen avalúo descartará posibles fallas de estructuras u otros problemas ocultos en la propiedad que a simple vista sea imposible detectar. Esta gestión incluye recaudar información sobre las transacciones o negociaciones ocurridas recientemente en la zona, con lo que se aproximará su valor real de mercado de una manera certera.
Simultáneamente hay que averiguar exhaustivamente la situación legal del inmueble en cuestión, en cuanto a su titularidad y la capacidad que tenga su propietario original de enajenarlo. No pocas veces hay inmuebles que se encuentran en disputas legales que pueden luego convertirse en un verdadero dolor de cabeza para el inversionista.
Como sabemos, la renta vitalicia –si es el caso– supone la consideración de la edad del beneficiario del usufructo para su cálculo, por lo que es indispensable conocerla sin ambigüedades. No está de más si verificamos la identificación de la persona que nos ofrece la negociación para ser precisos en las cifras.
Luego de estas consideraciones básicas podemos decir que el mayor riesgo que corre un inversionista al colocar su dinero en la nuda propiedad de un inmueble es incumplir con la renta; es decir, que se comprometa con una cifra que no pueda manejar.
Esto puede parecer un tema obvio, pero en cambio es crucial. El monto de la renta vitalicia o temporal ofrecida debe estar disponible mes a mes –si es el caso–, so pena de correr el riesgo de que el usufructuario pretenda recuperar la propiedad plena por incumplimiento.
El punto es que, aunque la nuda propiedad es una oportunidad para hacernos de un inmueble sin contar con todo el dinero que requeriría por otras vías, debemos estar 100 % seguros que el flujo de caja nos dará para honrar el compromiso bajo cualquier circunstancia.
Lo último que habría que comentar es la importancia de contar con personal profesional que tenga la experticia y la experiencia para redactar un contrato en donde queden plasmados claramente los términos que regirán la negociación y que estipulen todas las resoluciones para cada situación que se presente.
Si tenemos en cuenta todos estos aspectos, nuestra experiencia invirtiendo en inmuebles bajo la modalidad de nuda propiedad será siempre segura y muy provechosa. Al término del plazo del usufructo contaremos con la plena propiedad, habiendo desembolsando seguramente una fracción del valor del inmueble.
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