Consejos para invertir en renta vitalicia

Todas las etapas de la vida tienen su encanto y la llamada tercera edad no tiene que ser la excepción. Luego de transitar nuestra etapa productiva por tanto tiempo, ofreciendo nuestro mejor esfuerzo profesionalmente hablando y aportando a la sociedad nuestros talentos, es justo que nuestra vejez sea sosegada y digna en lo que se refiere al ámbito económico.

Por supuesto que todos conocemos el sistema público de pensiones mediante el cual tenemos derecho, llegado el momento de jubilación y de acuerdo a los parámetros de ley, de recibir un monto de por vida que nos ayude a cubrir nuestros gastos cotidianos.

¿Y si la pensión de jubilación no es suficiente?

Aunque es de gran ayuda contar con este ingreso suministrado por el Estado, cumplidos los requisitos de rigor, por diversas razones y en muchos casos, estos se hacen insuficientes para llegar sanos y salvos al fin de cada mes. Los gastos mensuales recurrentes de muchos jubilados sobrepasan los montos de estas pensiones, por lo que casi siempre es necesario considerar optar por una renta que la complemente.

Claro que lo ideal es haber contratado desde nuestra juventud un plan de retiro en cualquiera de sus modalidades para abaratar costos, pero si llegamos a esta etapa sin esa previsión solo nos queda recomendarla encarecidamente a nuestros hijos y nietos. Lo que si podemos hacer es evaluar otras posibilidades con los recursos que dispongamos.

Si contamos con algunos ahorros puede que sea el momento de ponerlos a trabajar para nosotros. Puede que, aunque no hayamos planificado juiciosamente un plan de retiro formal, contemos con unos ahorros que sean suficientes para invertir en una renta vitalicia que nos ayude a cubrir nuestros gastos mínimos.

Contratar un seguro de renta vitalicia

Este tipo de seguros se contrata mediante un aporte único que da derecho a percibir una renta de por vida. Dependiendo de la edad de quien la contrate los montos varían, pero generalmente requiere de una inversión importante. También existen opciones que dan cobertura por un tiempo estimado que puede oscilar entre 10, 15 y 20 años.

Estas pólizas permiten ser contratadas por una pareja que puede disfrutar de su cobertura simultáneamente. En estos casos cada beneficiario recibe un 50 % del monto total de la renta acordada y al morir alguno de los dos el sobreviviente pasa a percibir el 100 %. Al fallecer ambos, los beneficiarios designados recibirán la prima aportada más un pequeño capital adicional, equivalente a un 1 % de la prima entregada aproximadamente.

¿Qué otro recurso puede ayudar?

Otra manera de procurar una renta vitalicia tiene que ver con el uso de las propiedades inmuebles que podamos haber adquirido durante nuestra etapa productiva. Seguramente que contamos al menos con una vivienda principal y sobre la cual tenemos la opción de obtener alguna liquidez que se mantenga en el tiempo.

Nos referimos a la figura de la hipoteca inversa. Mediante esta figura se puede percibir una renta vitalicia con el aval de un inmueble. Es una manera de convertir un activo fijo en activo líquido de manera progresiva. En el fondo lo que ocurre es que la institución financiera que la otorga va adquiriendo parte del inmueble con cada mensualidad que entrega.

Al ocurrir el fallecimiento del beneficiario de la hipoteca inversa, se da a los herederos un tiempo prudencial para que decidan entre cancelar la deuda y recuperar la propiedad del inmueble o recibir el saldo que pueda restar de su valor.

Esto último puede crear controversias por el perjuicio al legado económico que pareciera ocurre, pero lo cierto es que el beneficiario usó los recursos de los que disponía para subsistir sus últimos años; es decir, lo que se consumió en realidad no se puede decir que formara parte de su herencia.

Complementar la pensión de jubilación es posible

Visto de esta manera, la opción de la hipoteca inversa es igual de válida que cualquier otra para lograr una renta vitalicia que ayude a transcurrir la etapa de jubilación de una manera digna, sin tener que depender de la caridad pública o la ayuda eventual de amigos y familiares.

Aunque la jubilación nos pueda tomar no tan preparados financieramente hablando, podemos salir adelante si aplicamos a algunas de estas opciones que nos garanticen una renta vitalicia que nos de un respiro para disfrutar de nuestra vejez.

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