¿Cómo se liquida la nuda propiedad?

Son múltiples las ventajas que ofrecen las inversiones hechas bajo la figura de la propiedad compartida. A pesar de no disfrutar del usufructo, poseer la titularidad del inmueble sin el desembolso que supone una compra simple abre posibilidades nuevas incluso en el escenario en que se desee liquidar la nuda propiedad.

No estamos descubriendo el agua tibia al asegurar que las inversiones más preciadas son las relacionadas con el sector inmobiliario. No obstante, este tipo de inversiones requieren de importantes aportes de capitales que, sobre todo, generalmente no poseen quienes empiezan a diversificar cartera.

La nuda propiedad es una fórmula muy interesante para iniciar una futura consolidación en posiciones basadas en bienes raíces, por brindar la opción de hacerse con las escrituras de un inmueble por una fracción del valor del mismo, con la promesa cierta de convertirse en pleno propietario en un lapso perentorio.

El valor del usufructo complementa a la nuda propiedad, y al momento de su extinción —según se haya estipulado— el inversionista asume la plena propiedad del bien en cuestión.

Como en toda inversión de esta naturaleza, estamos hablando de retornos de mediano y largo plazo. Y si en ciertas circunstancias es preciso liquidar la nuda propiedad, esto no representa ninguna dificultad.

Liquidando la nuda propiedad

Una necesidad imperiosa e inesperada de liquidez puede causar que el propietario de cualquier bien busque negociar a cambio de dinero alguno de sus posesiones, bien sea un vehículo, unas acciones o títulos, artefactos e incluso joyas.

Con la nuda propiedad pasa exactamente igual, aunque solo se posea la titularidad del inmueble. El nudo propietario tiene la potestad de negociar las escrituras en el momento que lo considere pertinente sin mayores restricciones que las que le impone el usufructo.

El hecho de que exista un régimen de usufructo sobre la vivienda, local u oficina, no es impedimento para liquidar la nuda propiedad. Por supuesto que por encima de cualquier negociación privará el derecho del usufructuario en los términos que se hayan acordado en el respectivo contrato.

Y cuando hablamos de liquidar no solamente habría que referirse a deshacerse de la nuda propiedad, porque existen otras formas de obtener liquidez manteniéndose como nudo propietario. Una manera de solventar coyunturas financieras es la de ofrecerla en prenda o como aval para solicitar un posible financiamiento.

Nuda propiedad como aval crediticio

Contar en un balance con la titularidad de una nuda propiedad es un firme aval para solicitar créditos que pueden tener carácter hipotecario, personal o incluso de consumo.

Dependiendo de la naturaleza y cuantía de la necesidad de liquidez, es posible resolver acudiendo a la banca o a instituciones crediticias sin tener que prescindir de las escrituras del inmueble.

Sería una primera puerta a tocar antes de decidir una liquidación definitiva; sin embargo, si la decisión final es entregar la nuda propiedad, no pasa nada.

Esta operación es muy similar a cualquier venta simple, con la particularidad de que se traspasan todas las responsabilidades adquiridas —en lo concerniente al usufructo— al nuevo nudo propietario.

El comportamiento del mercado en los últimos años indica que no habrá mayores problemas al colocar tal operación. El dinamismo del negocio inmobiliario ha retomado su entusiasmo luego de los difíciles momentos vividos a causa de la burbuja del 2008.

Adicionalmente, la situación de los sistemas públicos de pensiones ha provocado un repunte importante en este tipo de transacciones en las que el propietario original desea conservar el derecho a uso y disfrute de su vivienda generalmente a cambio de una renta vitalicia, por lo que cada vez es más corriente estas negociaciones en el mercado inmobiliario.

Aprovechando un pujante mercado

Ya no es nada raro encontrar ofertas de este tipo en infinidades de localidades y, además, los inversionistas también le han tomado el pulso a esta modalidad, que aprecian como interesantes oportunidades para insertarse —o consolidar posiciones— en el mundo de los bienes raíces de una manera bastante ventajosa.

La riqueza o patrimonio debe estar afianzada en bienes tangibles y que sean estos los que eventualmente procuren la liquidez que en cierto momento puntual sea requerida. Mantener grandes cantidades de capital en dinero por tiempos prolongados se antoja riesgoso a todas luces, por lo que apalancarse en inversiones de nuda propiedad resulta siempre una movida inteligente.

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