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Al considerar desembolsar parte de nuestro patrimonio para colocarlo en una inversión hay que tener la cautela que el caso requiere. Muchos pudieron ser los años que nos tomó acumular tal capital como para tomar decisiones a la ligera. Es por ello que debemos saber cómo se evalúa un proyecto de inversión, aunque sea de manera muy general.
Es cierto que, dependiendo de la complejidad de la propuesta que acompaña el proyecto de inversión, realizar una evaluación de la rentabilidad del proyecto requerirá la intervención de un experto (economista, contador o afín), pero si estamos incursionando en el mundo de las inversiones es sumamente recomendable manejar los rudimentos de cómo evaluar una inversión.
En toda inversión la pregunta clave que debemos hacernos antes de tomar cualquier determinación es: ¿el proyecto es rentable? No obstante, y aunque parezca obvio, no siempre se responde esta incógnita de la mejor manera. No basta con un pálpito o la intuición para despachar esta crucial interrogación. Hay que ir a los números.
La clave para iniciar una evaluación asertiva de inversiones es tener bien claro el flujo de inversión y caja que esperamos obtener. Estas cifras deben provenir de los estudios de mercado, factibilidad técnica, necesidades organizativas y cualquier otro factor que intervenga. Como ves, el asunto no es evidente.
Estos insumos deberían estar resueltos en la etapa de la elaboración del proyecto; es decir, que el inversionista –o su asesor financiero– debería poder disponer de todos esos datos que soportan la necesidad de capital del proyecto, así como los flujos de caja estimados en cada periodo que se establezca.
Para empezar a ver con claridad la calidad del proyecto en términos de rentabilidad tenemos que sopesar lo que se denomina la Tasa Interna de Retorno y, por otro lado, el Valor Neto Actual. Con estos dos valores podremos visualizar si vale la pena avanzar en la constatación de los fundamentos del proyecto o si dejamos nuestras energías para alguna otra cosa.
Este indicador se basa en los flujos de caja estimados y nos muestra cuál es la tasa que nos arroja la inversión en el plazo de recuperación del capital. Es decir, si una inversión tiene una TIR de 15 %, esto quiere decir que dadas las estimaciones de ingresos –o retornos parciales– que se obtendrán en el plazo establecido para recuperar por completo el capital, sería necesario que esos valores se tasen actualmente al 15 %.
Veamos el siguiente ejemplo. Supongamos que un proyecto requiere de una inversión única de 1000 euros, prometiendo un retorno de capital en dos años, previendo además que en el primer año se obtendrán 550 euros y en el segundo año 605 euros de ingresos.
Dadas estas condiciones y haciendo los cálculos respectivos, vemos que la única manera de que eso se cumpla es que los valores actuales de la sumatoria de esos ingresos futuros se estimen a una tasa del 10 %. Se dice entonces que la inversión posee un TIR de 10 %.
Este es otro indicador que nos complementa la visión que podemos tener de las posibilidades de éxito de una inversión. En este caso se consideran los mismos ingresos estimados en el plazo de retorno de inversión, pero se aplica el tipo de tasa vigente para determinar el valor actual a tipo de tasa real.
Si ese número se empina por encima de la inversión (es decir, los ingresos que justifican la recuperación del capital tienen un valor actual mayor que lo invertido), estaremos ante un proyecto que merece nuestra atención. Es indispensable entender esto para saber cómo se evalúa un proyecto de inversión.
En el caso planteado anteriormente, al aplicar el cálculo respectivo a los valores indicados para ser recibidos según el ejemplo, observamos que se obtiene un monto de 1028 euros.
Siendo este monto mayor a la inversión, podemos concluir que valdrá la pena adentrarse en el proyecto para ahora certificar su viabilidad.
Evaluar una inversión inmobiliaria no escapa de estos cálculos que hemos descrito. Considerar el plazo de retorno de la inversión e indexar los flujos de dinero asociados son acciones imprescindibles para tomar la decisión.
El trabajo de los promotores de la industria es precisamente proveer de todos los datos requeridos para que los inversionistas puedan apreciar de un vistazo estos guarismos, que son los que harán que apoyen o desechen sus proyectos inmobiliarios.
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