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Cuando incursionamos en el mundo de la inversiones, por lo general el anhelo mayoritario es poder hacerlo en bienes raíces. No en balde estas inversiones son de las más seguras y todos procuramos invertir en vivienda.
Si bien muchas personas tienen la idea de que las inversiones inmobiliarias requieren de ingentes capitales, no en todos los casos es cierto. Hay variados negocios relacionados al sector en los cuales se pueden invertir capitales más modestos.
Es cierto que este tipo de inversiones resultará algo mayor que las opciones bursátiles o financieras, que casi siempre son usadas como trampolín para luego acceder a bienes raíces, pero siempre es conveniente tenerlas como norte.
La manera más conocida o popular de invertir en vivienda es mediante la tradicional solicitud de una hipoteca a una institución crediticia, con la cual financiamos hasta en un 70% del valor de la propiedad.
No hay nada de malo en esto; sin embargo, con la hipoteca estamos asumiendo una deuda importante a largo plazo, que compromete nuestro flujo de caja por 20 o 30 años. Aun así, es la manera en la que la gran mayoría de las personas obtienen sus lugares de residencia.
Considerando que hablamos de inversiones, contraer una deuda no es la mejor opción. Si deseamos invertir lo deseable es poder apalancarnos con el poco o mucho capital con el que contemos. Exploremos otras opciones.
Invertir en nuda propiedad ha resultado de gran atractivo para inversionistas que disponen de una fracción del valor del inmueble, y que se pueden permitir esperar para reunir la plena propiedad de la vivienda antes de sacar provecho.
Normalmente se negocia la nuda propiedad por una renta vitalicia, lo que permite al inversionista dosificar su desembolso. Esto es una ventaja que muchos aprovechan, ya que cabe la posibilidad de afrontar el asunto sin endeudarse.
Esta figura es muy usada para autofinanciar la construcción de viviendas de interés social o edificaciones destinadas a grupos de personas que comparten un vínculo.
Este vínculo puede ser familiar, gremial e inclusive étnico, y es una manera de levantar proyectos de construcción civil sin acudir al crédito, pero es preciso contar con gente de confianza, comprometida con el proyecto.
En estas cooperativas se fijan plazos para los aportes de capital y se hace un cronograma de la obra para que cada quien sepa cada cuánto se requieren los recursos.
Al evitar los costos de financiamiento, al final se adquieren viviendas que necesitaron de menos dinero para su construcción.
Al igual que cualquier otra inversión en el mundo inmobiliario, aplican las mismas recomendaciones: antes de invertir hay que estudiar el mercado.
En el caso de bienes raíces es menester empaparse de las condiciones actuales del mercado y hacerse de un criterio mínimo antes de lanzarse al desembolso.
Saber los pormenores del mercado de viviendas es requisito indispensable para no cometer errores. Hay que tener referencias verificadas de los precios que se manejan en la ubicación en la que tenemos la mira puesta, para así poder ofertar con propiedad.
Conocer cuáles son las ubicaciones en donde se revalorizan mejor las viviendas es de suma importancia para aspirar a inversiones asertivas. Si el plan de inversión implica obtener rentas de alquileres, habrá que estudiar en dónde se demanda este tipo de viviendas con mayor frecuencia y cuánto es el monto de alquiler promedio en la zona.
Así mismo, es importante conocer algo sobre las diferentes edificaciones, sus estructuras, materiales y tener la capacidad de detectar vicios ocultos que luego puedan afectar el retorno de inversión que esperamos.
En otras palabras, así como los inversionistas en Forex o en acciones de la bolsa deben prepararse para adelantarse a los comportamientos de las gráficas que monitorean a diario, así mismo para invertir en inmuebles hay que sumergirse en el mundo de los negocios en bienes raíces.
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