Cédulas hipotecarias

En el mercado financiero existen infinidad de instrumentos fiduciarios que ofrecen dividendos a inversionistas ansiosos de superar las tasas de interés que ofrecen las entidades bancarias en sus cuentas tradicionales.

Uno de estos valores es precisamente las cédulas hipotecarias. Las cédulas hipotecarias son papeles emitidos por entidades especializadas en el otorgamiento de créditos hipotecarios, garantizados por la cartera crediticia que posee.

¿Para qué se emiten cédulas hipotecarias?

Con esto los entes crediticios pueden lograr liquidez con base en su cartera hipotecaria y los inversores pueden tener un respaldo real sobre su inversión, ya que legalmente cuenta primero con la garantía del emisor y, además, con el derecho preferente sobre el resto de acreedores.

Por supuesto que lo que determinará lo atractivo de la adquisición de este tipo de títulos será la calidad de la cartera que los respalda. Invertir en cédulas hipotecarias pasa por realizar un análisis de la cartera que es manejada por el ente emisor.

Precisamente no hace mucho tiempo —en 2007— los tenedores de cédulas hipotecarias emitidas sufrieron un duro golpe al estar respaldas por hipotecas consideradas subprime o riesgosas, que provocaron un descalabro financiero de grandes proporciones.

La inversión en cédulas hipotecarias debe hacerse de manera concienzuda, asesorándose apropiadamente. Sus plazos de pagos oscilan generalmente entre 1 y 3 años, y dependiendo del emisor varía en el tipo de interés y condiciones de amortización.

Inversiones de corto plazo y bajo riesgo

La entidad financiera normalmente se reserva el derecho de amortizar las cédulas adelantadamente sin penalidades, con lo que una vez superada su falta de liquidez, puede recoger la emisión para ahorrarse erogaciones adicionales en intereses.

El tipo de interés casi siempre es fijo, aunque no hay limitación legal para una emisión de interés variable y los plazos de redención de estos títulos raramente sobrepasan los 5 años.

La diferencia entre invertir en cédulas hipotecarias y otros valores como son las acciones, es que estas últimas pueden bajar de precio y provocar pérdida patrimonial, mientras que una cédula hipotecaria es prácticamente un préstamo que le hacemos a la entidad financiera a un tipo de interés fijo, poniendo como garantía las cuentas por cobrar que posee.

Las cédulas hipotecarias solo pueden ser emitidas por entidades crediticias debidamente reconocidas como tales, ya que por ley deben tener el respaldo de carteras significativas de créditos otorgados para la adquisición de inmuebles.

En cada país existen regulaciones que no permiten a los entes financieros que sus emisiones de cédulas hipotecarias sobrepasen un cierto porcentaje del valor reflejado en balances como cuentas hipotecarias por cobrar, lo que también inspira confianza.

Aunque muchos consideran a las cédulas hipotecarias como parte de los activos del mercado monetario, hay cierta polémica al respecto. El hecho es que en la medida que sean respaldadas por carteras crediticias sanas, será mucho más fácil transarlas.

Bonos hipotecarios

Otra modalidad de financiación que tiene que ver con hipotecas son los bonos hipotecarios. La diferencia esencial entre los bonos y las cédulas hipotecarias es que a diferencia de estas últimas, los bonos afectan a un grupo específico de créditos de una cartera.

Las cédulas hipotecarias obtienen implícitamente garantía de parte de la cartera hipotecaria completa del emisor y no de ciertas cuentas por cobrar. Esto le da a los bonos un carácter de mayor riesgo y de necesidad de hacer foco en un grupo específico de deudores para decidir la inversión.

Participaciones hipotecarias

Otra figura que es usada por los entes financieros son las participaciones hipotecarias. En este caso, las participaciones representan una cesión total o parcial del crédito, obteniendo el beneficio correspondiente al cobro ponderado.

En oposición a las cédulas hipotecarias, las participaciones hipotecarias se estipulan en el largo plazo, incluso durante el lapso completo pautado para la amortización total de la hipoteca.

Invertir en cédulas hipotecarias es otra de las opciones que tenemos a la mano para multiplicar nuestros ahorros, buscando lograr a mediano o largo plazo aumentar nuestro patrimonio.

Al ser papeles relativamente fáciles de negociar, pueden ser refugio de exceso de liquidez que conserve valor y genere dividendos a bajo riesgo. Características muy deseables para invertir capital que está siendo subvalorado en cuentas bancarias tradicionales.

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