Alquileres altos y pensiones justas

Para toda persona que se retira el escenario más favorecedor es que las pensiones sean cada vez más altas y que este derecho adquirido sea capaz de cubrir sus necesidades. Por no ser este el caso, ceder la nuda propiedad y así obtener una renta vitalicia se vuelve una opción cada vez más popular. Y si acaso se cuenta con inmuebles que devenguen rentas, su mejor apuesta es procurar alquileres altos.

Sin embargo, sabemos que reunir con todas las condiciones ideales en la tercera edad es producto de una planificación financiera que lamentablemente no siempre se desarrolla. Debido a esto, no podemos decir que la mayoría resuelve satisfactoriamente los problemas del bolsillo que nacen al retirarse.

¿Qué es una pensión justa?

El tema de las pensiones justas es bastante espinoso si analizamos lo que subyace detrás del sistema de reparto que lo sustenta.

¿Qué haría justicia —económicamente hablando— luego de que alguien ha laborado por más de 40 años y sobrepasa los 65 años de edad? Es imposible desprender este veredicto de lo subjetivo.

Si nos atenemos a lo estrictamente financiero, habría que buscar argumentos en el patrimonio logrado, en las inversiones que se cultivaron y los ingresos pasivos que se procuraron a lo largo de la etapa productiva. No obstante, estamos hablando de un sistema que no guarda relación con esto. No es un sistema de capitalización individual.

El sistema de reparto se basa en que unos mantienen a los otros. Los aportes de los trabajadores activos —conjuntamente con la porción que le corresponde a las empresas— deben ser de tal magnitud como para proveer de los fondos a repartir entre la población ya inactiva.

Para no entrar en demasiados detalles técnicos, tomemos solo dos factores sobre los cuales se edificó tal sistema y comparemos cómo era la situación en el momento en que fue creado y en la actualidad.

La esperanza de vida es un guarismo importante toda vez que determina cuántos años en promedio habrá de mantenerse la pensión para cada jubilado; y por otro lado, la relación entre la cantidad de trabajadores activos y los pensionados es también crucial.

Esperanza de vida

En 1890 este número coincidía precisamente con la edad mínima requerida para optar por una pensión del Estado. Es decir, que solo los que superaban la fatídica edad engrosaban la carga a la cual debía hacerle frente los aportes de los trabajadores activos.

Estadísticamente, resultaba casi una excepción superar el escollo que era imprescindible para obtenerla y, por supuesto, los fondos eran más que suficientes para el propósito.

Sin embargo, hoy en día gracias a la tecnología médica y todos los avances de los que disfrutamos en esta industria, la esperanza de vida se proyecta en promedio a los 85 años, con tendencia al alza. Son 20 años que se han sumado desde entonces, que han venido a desequilibrar las cuentas de una manera mucho más allá de lo aguantan los recursos que se acumulen.

¿Cuántos aportan y cuántos reciben?

El otro factor referido tiene que ver con la cantidad de gente que aporta en contraste con la que recibe.

Lo primero a considerar es que, en general, en Europa la cantidad de nacimientos ha caído sustancialmente, razón por la cual la pirámide etaria ha adoptado nuevas formas. En otras palabras, lo que antes se representaba como un pináculo (cantidad de personas recibiendo pensiones), que era sustancialmente más pequeño en área que su base, ya es historia.

Es bien sabido que la población en su conjunto envejece por lo dicho anteriormente, por lo que cada vez hay menos fuerza de trabajo activa que cubra financieramente los recursos necesarios para los sistemas de pensiones.

Por otro lado, también influyen las recesiones que han detenido el crecimiento y su consecuente efecto sobre la generación de empleos.

Como vemos, no es muy halagador el porvenir para la pretensión de tener cada vez mejores pensiones, o tan siquiera buscarle un significado lógico a que lleguen a cubrir con justicia necesidades cada vez más crecientes. El problema no es menor y ya se habla que España dentro de 30 años tendrá más jubilados que trabajadores activos.

Alquileres en alza

Si bien es cierto que luego de superar la burbuja inmobiliaria el sector ha venido en franca recuperación, esto ha sido un proceso paulatino y en ningún caso abrupto.

Los montos de los alquileres, si bien han venido recuperando terreno luego de la debacle de 2008, aún se muestran modestos para considerarlos panaceas financieras.

Los propietarios de inmuebles que han hecho la tarea y complementan sus ingresos producto de las pensiones públicas, por supuesto que tienen importantes ventajas sobre los que no tomaron previsiones y confiaron en que solo la pensión les resolvería el problema.

En promedio, el monto de un alquiler llega a unos 700 euros y en el caso de inmuebles de una sola pieza, rondan los 500 euros.

Si bien esto es un aliciente importante que complementa el monto que se la haya otorgado al pensionado, ciertamente no será suficiente para el derroche. Con buena administración se cubrirán todos los gastos del mes e incluso servirá para algunos gustos, como viajes de modestos presupuestos.

En cualquier caso, es de vital importancia llegar a esta etapa de la vida al menos siendo propietario de donde se reside, ya que se podrá disponer del recurso de negociar la nuda propiedad para llenar el hueco económico que puede producirse al momento de jubilación.

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