El concepto de activo financiero es fundamental para poder aprender más sobre finanzas. Saber qué son los activos financieros permite entender con mayor claridad cómo se determina la rentabilidad en las inversiones. Los activos son bienes que pueden generar un flujo de servicios a lo largo del tiempo. Los activos que producen flujos de dinero se denominan activos financieros.
Un activo financiero es un valor o contrato que proporciona ingresos o plusvalía a su titular. Se trata de un documento emitido por una empresa, banco o institución privada o pública que otorga al comprador el derecho a recibir un futuro ingreso del vendedor.
Los activos financieros no suelen poseer un valor físico como los activos reales (por ejemplo, un coche o una vivienda). Gracias a este tipo de activos, el comprador consigue una rentabilidad a partir del dinero que invierte, mientras que el vendedor obtiene una financiación, todo ello dentro de un plazo determinado de tiempo.
A continuación, explicamos con mayor detenimiento los tipos de activos financieros, las estrategias para invertir en acciones y algunos ejemplos de activos financieros.
Tipos de activos financieros
Los activos financieros pueden clasificarse según diferentes características. Los tipos de activos financieros se determinan según si se quiere realizar una inversión a corto, medio o largo plazo y en base al riesgo que se quiere asumir.
La principal clasificación se realiza según la renta fija o la renta variable. Los activos de renta fija son aquellos emitidos por administraciones públicas o empresas, por ejemplo, las letras del tesoro o los pagarés de empresas. Las entidades que los emiten se comprometen a devolver el capital que se ha invertido tras un periodo de tiempo previamente acordado y una vez alcanzada cierta rentabilidad.
A diferencia de los activos financieros de renta fija, en aquellos de renta variable la rentabilidad y recuperación del capital no están garantizados. Su rentabilidad depende de varios factores como el balance de resultados de la entidad emisora o la situación económica del mercado en el que se opera. Un ejemplo de este tipo de activo financiero serían las acciones.
Otro tipo de clasificación es la realizada según su plazo de vencimiento: los activos financieros a corto plazo (el contrato se amortiza en un breve periodo, generalmente menos de un año, y suelen ofrecer rentabilidad baja) y a medio y largo plazo (duran más de doce meses y tienen más riesgos por la posibilidad de fluctuación del valor).
En qué activos financieros puedo invertir
Algunos ejemplos de activos financieros en los que se puede invertir son:
Estrategias para invertir en acciones
Las acciones son el objeto de inversión más conocido. La rentabilidad de las acciones depende de la plusvalía (beneficio obtenido por la venta de los valores que refleja la diferencia del valor al que se compra y al que se vende) y los dividendos (la posesión de acciones genera el derecho a recibir una cantidad de dividendos proporcional a los títulos poseídos).
Podemos obtener ingresos realizando predicciones, en cuyo caso, nuestras ganancias o pérdidas dependen fundamentalmente de las fluctuaciones del mercado. Si predecimos una fluctuación a la baja y el mercado baja, ganamos dinero. En cambio, cuando la predicción y el movimiento del mercado no coinciden, perdemos dinero. El éxito de las predicciones depende de muchos factores, incluyendo el propio azar. No obstante, los conocimientos y la experiencia del inversor pueden ser determinantes y proporcionarle una cierta ventaja.
El mercado de acciones presenta una gran cantidad de títulos y operaciones a bajo precio en la actualidad. Las bolsas españolas se caracterizan por una gran liquidez y, gracias a los bajos precios, son más accesibles a pequeños inversores.
Para los inversores con poca tolerancia al riesgo que prefieren obtener rentabilidades más bajas a cambio de asegurar ciertas ganancias, se puede proponer una cartera que no tenga más de un 50% en acciones. Se debería mantener un reparto lo más similar posible entre acciones y obligaciones (un instrumento de renta fija) de forma que cuando los cambios de los niveles del mercado eleven el componente de acciones, se pueda recuperar el equilibrio vendiendo parte de las acciones y reinvirtiendo los ingresos en obligaciones.
Esta fórmula permite a los inversores que no quieren asumir grandes riesgos obtener unas ganancias con una mitad de la cartera en un mercado al alza, mientras que en etapas de crisis sabrá que está en mejor posición respecto a quienes han tomado mayores riesgos.
Se recomienda revisar periódicamente las listas de valores para comprobar si se puede mejorar la calidad de la selección de acciones que conforman la cartera. Para ello, se puede recurrir a agencias de intermediación.
En cuanto a los inversores más activos o emprendedores, una estrategia podría ser invertir en acciones infravaloradas en el mercado con la expectativa de obtener beneficios a largo plazo. Para buscar acciones infravaloradas se pueden utilizar métodos como: adquisiciones recientes de títulos por parte de directivo y accionistas mayoritarios, ya que poseen el mayor nivel de información sobre una compañía; cotizaciones inferiores o cercanas a precios pagados en fusiones y adquisiciones recientes; bajos niveles de endeudamiento; pequeña capitalización que, en muchos casos, se asocia a mayores tasas de crecimiento y pueden ser adquiridas por grandes corporaciones.
Los mejores activos financieros
Para saber cuáles son los mejores activos financieros habrá que tomar en consideración algunas cuestiones. En primer lugar, tenemos que saber con qué perfil de inversor nos identificamos en función de factores personales y de nuestras necesidades. En segundo lugar, debemos establecer una serie de metas realistas y definir con claridad nuestros objetivos de inversión. En tercer lugar, hay que analizar las ventajas y desventajas de los tipos de activos financieros, considerando factores como el nivel de riesgo o el tiempo.
Para resolver estas cuestiones lo más recomendable es contar con la ayuda de expertos financieros que nos asesoren a la hora de diversificar nuestra cartera de forma que contemos con varios tipos de activos financieros y aseguremos la mayor rentabilidad posible.
Si te interesan los activos financieros a largo plazo, podrías considerar invertir en fondos indexados que ofrezcan exposición a un mercado amplio o fondos cotizados en bolsa (ETF), que permiten obtener la exposición necesaria a un área del mercado de forma rápida y eficaz. Si, por el contrario, te decantas por activos financieros a corto plazo, podrías invertir en fondos de inversión o acciones bursátiles.
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