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El sector inmobiliario por naturaleza es amplio en su oferta, pero adicionalmente también tiene una gran capacidad de reinventarse para ofrecer diferentes opciones. Generalmente optamos por las que son más tradicionales; sin embargo, existen interesantes alternativas a la vivienda en propiedad o alquiler.
Algunas de estas alternativas están enfocadas a personas que buscan una vivienda habitual para convertirla en su residencia, mientras que otras pueden representar una manera de invertir en un inmueble al que pueden tener derecho a disfrute limitado, pero que en todo caso se convierte en parte de los activos.
Se trata de una manera de adquirir la titularidad de un inmueble, que si bien no podremos disfrutar de inmediato, en el mediano o largo plazo se convertirá en una propiedad a pleno derecho en la que habremos invertido mucho menos que si la hubiéramos comprado cabalmente.
El que invierte en este tipo de negocio se denomina el nudo propietario y quien cede la mencionada titularidad y se reserva el derecho a usar y disfrutar del inmueble por un tiempo determinado o de por vida, se denomina usufructuario.
La inversión se entrega normalmente bajo la figura de rentas mensuales, aunque en ocasiones se negocia por un solo pago. En todo caso, el monto que se dedique a comprar la nuda propiedad de una vivienda siempre estará muy por debajo de su precio actual de mercado.
Esta manera de afrontar la adquisición de una vivienda ofrece algunas ventajas para personas que desean una residencia permanente, que no disponen de un gran capital y que no quieren endeudarse. Se trata de ir haciendo aportes que acreditan como propietario de una alícuota del inmueble y cancelar una renta por el derecho a uso del resto.
Si se quiere, es una combinación de propiedad y alquiler cuyos montos balancean una ecuación que otorga una vivienda de una manera financieramente favorable. A medida que se hagan desembolsos destinados a poseer el inmueble progresivamente, el monto a pagar por el uso irá disminuyendo.
Por supuesto, al llegar al monto acordado dependiendo del valor total del inmueble, se concreta la venta completamente. Hay que mencionar como ventajas que los montos cancelados periódicamente por usar la vivienda serán siempre más bajos que un alquiler y que habrá flexibilidad para amortizar el monto total acordado, ya que mientras tanto el propietario original seguirá percibiendo su renta.
En este caso se concreta una venta pura y simple, pero el detalle es que se estipula la propiedad de la vivienda por un tiempo determinado. El plazo es acordado por ambas partes, pero puede abarcar periodos grandes de tiempo e incluso prever que sean los herederos del propietario original quienes la recuperen.
Por supuesto que esto va a incidir drásticamente en el precio del inmueble que se negocie y puede ser la diferencia para personas que no cuentan con la capacidad para adquirir una vivienda de forma tradicional.
Si bien es cierto que esta modalidad no es apropiada para hacerse de una residencia permanente, puede ser una opción interesante para quienes desean invertir en la industria inmobiliaria con desembolsos modestos.
La multipropiedad establece que un grupo de personas comparten la propiedad del inmueble en cuestión y que acuerdan hacer uso de este en oportunidades establecidas. Es una manera de negociar inmuebles muy orientado al mercado turístico.
Se ha implementado con éxito este sistema para las residencias de tiempo compartido en las que sus copropietarios disfrutan de una semana al año, teniendo la posibilidad de cederla a terceros a cambio de una contraprestación monetaria.
Muchas personas han decidido garantizar sus vacaciones anuales por esta vía y algunas otras han incursionado en este mercado buscando obtener rentas eventuales que se revalorizan año tras año. Es importante destacar que para todos los efectos esta será una propiedad como cualquier otra, por lo que es heredable.
El cohousing o covivienda es un concepto en el cual se sacrifica algo de privacidad a favor de mayor interacción de los miembros de una comunidad. Lo que determina este tipo de urbanismos es que se comparten ciertas áreas con todos los propietarios, que en una vivienda normal se tendrían privadamente.
El diseño de estas edificaciones puede tener unidades de viviendas independientes pero contar con espacios comunes para algunas funciones como pueden ser entretenimiento, lavandería e incluso comedores compartidos. En los proyectos de este tipo de conglomerados residenciales muchas veces intervienen familias que comparten una misma raíz o personas que las unen los mismos intereses.
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